123.000 euros por una muerte debida a la mala atención a un infarto en el Hospital de Jarrio


 
Oviedo, Pablo ÁLVAREZ El Servicio de Salud del Principado (Sespa) deberá indemnizar con 116.000 euros (más los intereses legales) a la esposa y las tres hijas de un vecino de Boal que falleció a causa de un infarto de miocardio tras una atención médica negligente en el Hospital de Jarrio (Coaña), donde los médicos le tuvieron durante 17 horas sin darle los cuidados que requería. Los hechos se produjeron entre el 12 y el 13 de octubre de 2008, y el fallecimiento el día 25 de ese mismo mes. El paciente, Luis Ángel García Arias, tenía 63 años y era muy conocido en la localidad boalesa, donde regentaba un bar.

Según la sentencia de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Asturias, el enfermo "tardó más de 12 horas en su traslado desde el Hospital de Jarrio al HUCA (Hospital Universitario Central de Asturias) y cuando así se hizo ya no resultaba posible efectuar ninguna maniobra apropiada al caso".

Luis Ángel García había ingresado en Jarrio a las 17:27 horas del 12 de octubre. Su infarto agudo de miocardio fue correctamente diagnosticado en el área de urgencias del centro sanitario del noroccidente asturiano. Sin embargo, en aquel momento el hospital no disponía de un cardiólogo, pese a lo cual fue retenido en urgencias hasta las 10:30 de la mañana siguiente. Entonces fue trasladado en helicóptero al HUCA, adonde llegó en un estado "gravísimo" que ya no permitió sacarlo adelante pese a los tratamientos aplicados en los días sucesivos.

Ya en marzo de 2012, la Consejería de Sanidad del Principado había reconocido la responsabilidad de la Administración sanitaria, pero sólo admitía una parte de los argumentos de los demandantes. Esa resolución no satisfizo a la mujer e hijas del finado.

Los magistrados han optado finalmente por fijar como compensación una cuantía menor por cuanto "es claro que la pérdida de oportunidad ha de cifrarse en el 90 por ciento al ser ésta la posibilidad de supervivencia que existía, caso de haberse realizado el traslado antes del transcurso de 17 horas o incluso de 6 horas, tal y como procedía haber actuado atendiendo asimismo a los limitados medios existentes en el Hospital de Jarrio para actuar en estos casos de grave enfermedad coronaria, y más cuando no existía óbice alguno a dicho traslado".

La resolución antes citada de la Consejería de Sanidad entraba en más detalles. Indicaba que el paciente "debería haber sido tratado por un servicio especializado en cardiología o en cuidados intensivos, dada la gravedad de su estado". Y agrega: "Nada de eso tuvo lugar. No sabemos si porque ello no era posible o porque no pensaron en esa posibilidad. Lo cierto es que no había un cardiólogo en el Hospital de Jarrio y, siendo grave la situación del paciente, con dificultades respiratorias y dolor en el pecho, así como el vientre hinchado, lejos de remitirle al Hospital Universitario Central de Asturias (como ya hicieron, pero tarde), le mantuvieron en Urgencias unas 17 horas".

El mismo documento de Sanidad precisa que cuando Luis Ángel García fue llevado de Jarrio al HUCA ya era demasiado tarde, "pues había transcurrido el tiempo suficiente para que la patología evolucionase hacia el agravamiento, privándole al paciente de la oportunidad de recibir tratamientos más especializados que, tal vez, hubieran sido efectivos".

La familia del fallecido, explicó a LA NUEVA ESPAÑA que "fue muy duro ver que los médicos no nos hacían caso cuando advertíamos de la gravedad de la situación; ahora, lo más importante es que hechos como éstos no vuelvan a ocurrir en la sanidad asturiana".

Las claves de una negligencia

Luis Ángel García Arias, de 63 años, sufrió un infarto agudo de miocardio el 12 de octubre de 2008. Fue llevado al Hospital de Jarrio, donde le realizaron un diagnóstico correcto, pero no había cardiólogo y, por lo tanto, no existía la posibilidad de darle una asistencia adecuada.

Sin embargo, los médicos le retuvieron durante 17 horas, hasta las diez y media de la mañana del día siguiente, cuando decidieron trasladarlo en helicóptero al Hospital Universitario Central de Asturias.

Cuando llegó al HUCA, su estado era muy grave y ya no fue posible hacer nada por su vida.

La indemnización fijada por los jueces para su viuda y sus tres hijas es de 123.000 euros.